Murió Ernesto Omar Patrono
Un poco más solos
Se fue en silencio. Y justamente esa no era su cualidad saliente. Al contrario, siempre tenía la palabra o la frase apropiada para la ocasión.
Periodista de alma. Futbolero por excelencia. Una pluma brillante. Con una claridad conceptual para expresar las cosas, como pocos. De esos periodistas que no abundan.
Se murió Ernesto Omar Patrono. El de la revista El Gráfico. El de Opinión Deportiva. El del diario El Federal. El de Hoy en la Noticia. El de tantas publicaciones. El que se sentaba mano a mano con cualquier director de la revista El Gráfico para hablar y discutir. Y sus palabras se escuchaban. En épocas en las que dicha revista tenía figuras de gran relieve, como el inolvidable Osvaldo Ardizzone. Se dio el lujo de trabajar al lado de maestros del periodismo que supieron valorarlo.
Memorioso. Celoso de sus datos. Pero compañero. Siempre compañero del que trabajó a su lado. No tenía problemas en hablar con aquellos que pertenecíamos a otra generación. Es más, siempre tuvo contacto con los más jóvenes y muchos escuchábamos sus palabras como consejos.
Podía hablar todo el día de fútbol. Pero también, con precisión, era capaz de hacerlo sobre atletismo, ciclismo o cualquier otra disciplina. Porque se había preparado para eso. Para ser periodista deportivo.
No era egoísta y nunca entendió a esta profesión como un trampolín para llegar a la fama. Iba por la vereda de enfrente. Por esa calle del anonimato donde se pueden hacer bien las cosas y trascender.
Hace poco más de un año mantuvimos una charla donde tiramos sobre la mesa la idea de hacer un semanario deportivo en Santa Fe. Se enganchó enseguida. Prometió acercar material. Y lo hizo. Era como volver a las fuentes para él. Era rejuvenecer y hacer lo que más le gustaba.
Se murió Ernesto Omar Patrono. Lo vamos a extrañar. Seguro que lo vamos a extrañar. Porque en cualquier charla futbolera donde estaba era capaz de llamarme y pedirme un dato de algún jugador. Lo vamos a extrañar. Porque escuchaba la radio y si alguien se equivocaba, nos marcaba ese error. Lo vamos a extrañar, porque esa invitación a tomar un café estuvo siempre presente en su boca. Y porque habrá una silla vacía en cualquiera de esos bares donde se sentaba con sus amigos para hablar de su pasión.
Lo vamos a extrañar. Porque era buen tiempo. Porque de él aprendimos. Y porque nos dejó un poco más solos.
SOY Deportes
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