Sanabria clavó un golazo. Uno de los tres festejos, compartidos con la multitud que llegó hasta el estadio de San Cristóbal. Foto: Luis Cetraro
La hinchada de Newell’s, con mayoría llegada desde el populoso barrio Roma, vivió una tarde inolvidable.
Foto: Luis Cetraro
Foto: Luis Cetraro
Los jugadores de Newell’s en el momento más preciado de cualquier futbolista: la vuelta olímpica. ¡Salud, campeón!
Sanabria, fue la gran figura de la tarde. Como toda final, el partido fue ardorosamente disputado y muy favorable al campeón. Foto: Luis Cetraro
Newell’s, de Mendoza al 4000, disfruta a pleno...
Un campeón que resurgió de sus propias cenizas
Un campeón que resurgió de sus propias cenizas
El corazón de barrio Roma latió ayer más fuerte que nunca: Newell’s se coronó por primera vez campeón de la Liga Santafesina. El festejo de un club que sufrió los efectos devastadores de la inundación.
Juan Carlos Haberkon
jchaberkon@ellitoral.com
Juan Carlos Haberkon
jchaberkon@ellitoral.com
Newell’s es campeón, el técnico es campeón, los futbolistas y un barrio gritan una realidad que toda una institución se animó a gestar desde hace varios años.
La pasión popular del fútbol no tiene fronteras. Le vino bien al fútbol de la Liga Santafesina, también, que el mejor equipo, el de menos altibajos, el que fue capaz de redondear una buena campaña en el Clausura, el de perfil bajo impuesto por Hugo Servín, técnico sin historia en esta tierra, austero y convencido, se quedara con el título.
El grito sagrado del fútbol estalló en Ángel Gallardo, con las voces y todas las banderas, mucho antes, durante y después del partido con Colón de San Justo. Conmovedoramente. Porque da gusto estar cerca de la felicidad popular, ésa que ayer entendió que se puede dar una vuelta olímpica sin violencia.
Ayer, la justicia se paseó por Ángel Gallardo y sumó a sus filas al campeón, que apoyado en ella se aseguró el título del Clausura. La gran campaña de Newell’s en el presente torneo avalan esta feliz realidad.
La pasión popular del fútbol no tiene fronteras. Le vino bien al fútbol de la Liga Santafesina, también, que el mejor equipo, el de menos altibajos, el que fue capaz de redondear una buena campaña en el Clausura, el de perfil bajo impuesto por Hugo Servín, técnico sin historia en esta tierra, austero y convencido, se quedara con el título.
El grito sagrado del fútbol estalló en Ángel Gallardo, con las voces y todas las banderas, mucho antes, durante y después del partido con Colón de San Justo. Conmovedoramente. Porque da gusto estar cerca de la felicidad popular, ésa que ayer entendió que se puede dar una vuelta olímpica sin violencia.
Ayer, la justicia se paseó por Ángel Gallardo y sumó a sus filas al campeón, que apoyado en ella se aseguró el título del Clausura. La gran campaña de Newell’s en el presente torneo avalan esta feliz realidad.
El juegoA ese pueblo de barrio Roma, que en los últimos años sufrió y mucho, una tarde le regalaron un manjar de fútbol. Por momento, el equipo de Servín brilló. Tuvo autoridad, carácter, alma y entrega. Hizo fácil lo que para el rival fue difícil. Todo en 90 minutos con atributos encadenados para imprimirle un mayor impulso al sueño de campeonar. Así, Newell’s pudo pensar seriamente en lograrlo. Desde una goleada que vino acompañada por una actuación soberbia y, sobre todo, un paladar a gusto de sus hinchas y del juego en general.
Newell’s voló alto. Atrás, en el medio, arriba. Por derecha, izquierda o el centro. De alto, de abajo. En actitud, en convicción. En cada aspecto. Newell’s atropelló a Colón de San Justo, un adversario muy distinto al que ganó con autoridad el Apertura. Este equipo de Restelli resultó tan conservador que no reaccionó en ofensiva ni cuando iba perdiendo.
Obligado a ganar sí o sí, para no ir a los penales, el equipo de barrio Roma se plantó en campo rival y sus intérpretes no desafinaron. Algunos, como Borda y Sanabria, fueron un violín. El volante, Borda, mostró ser el atorrante que todo equipo necesita para romper estructuras. Gambeta, amagues, encares, centros y más centros.
Llegó el primero cuando Paiva sacudió un disparo desde una pelota quieta. Después pudieron haber más. Ya en el segundo tiempo, enseguida llegó el segundo. Como le decíamos anteriormente, corrida de Borda y centro para que Sanabria definiera con mucha autoridad. En esa maniobra letal, Newell’s desparramó claridad. Gravitó Paiva, entraron Malisani y Taborda para generar más de lo que ya había en el terreno.
Después, con Colón de San Justo jugado en ataque, Newell’s golpeaba una y otra vez. Así, de tanto ir y malograr jugadas, llegó el tercero: corrida de Borda, una vez más, centro para la cabeza de Malisani para marcar otra vez.
Éstas resultaron las mejores cartas de un equipo fuerte, entero y convencido. Hizo tres Newell’s, pero mereció más. Igual le alcanzó para dar la vuelta soñada. Le alcanzó para sumar su primera estrella. ¡Qué no parezca poco!
Newell’s voló alto. Atrás, en el medio, arriba. Por derecha, izquierda o el centro. De alto, de abajo. En actitud, en convicción. En cada aspecto. Newell’s atropelló a Colón de San Justo, un adversario muy distinto al que ganó con autoridad el Apertura. Este equipo de Restelli resultó tan conservador que no reaccionó en ofensiva ni cuando iba perdiendo.
Obligado a ganar sí o sí, para no ir a los penales, el equipo de barrio Roma se plantó en campo rival y sus intérpretes no desafinaron. Algunos, como Borda y Sanabria, fueron un violín. El volante, Borda, mostró ser el atorrante que todo equipo necesita para romper estructuras. Gambeta, amagues, encares, centros y más centros.
Llegó el primero cuando Paiva sacudió un disparo desde una pelota quieta. Después pudieron haber más. Ya en el segundo tiempo, enseguida llegó el segundo. Como le decíamos anteriormente, corrida de Borda y centro para que Sanabria definiera con mucha autoridad. En esa maniobra letal, Newell’s desparramó claridad. Gravitó Paiva, entraron Malisani y Taborda para generar más de lo que ya había en el terreno.
Después, con Colón de San Justo jugado en ataque, Newell’s golpeaba una y otra vez. Así, de tanto ir y malograr jugadas, llegó el tercero: corrida de Borda, una vez más, centro para la cabeza de Malisani para marcar otra vez.
Éstas resultaron las mejores cartas de un equipo fuerte, entero y convencido. Hizo tres Newell’s, pero mereció más. Igual le alcanzó para dar la vuelta soñada. Le alcanzó para sumar su primera estrella. ¡Qué no parezca poco!
Perfil bajo“En este plantel hay que destacar la humildad. Hubo muchos que tuvieron que quedar afuera por lesión o tuvieron que ir al banco y aparecieron otros, sobre todo jóvenes, que supieron suplirlos. Hay varios que hoy (por ayer) fueron titulares que salieron de la cantera y supieron demostrar que tenían condiciones para ser campeones”, señaló Daniel Malisani, el goleador histórico del elenco de barrio Roma.
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Siempre hay una primera vez
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Julián Monzón
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Una verdadera fiesta se vivió en Ángel Gallardo en la tarde de ayer. Se calcula que una cifra cercana a las 1.700 personas presenciaron la gran final de Clausura. Destacable el gran número de simpatizantes que desde San Justo tiñó de rojiblanco la tribuna visitante. Enfrente en la de los locales, todo de rojinegro. Pero no era un clásico Colón-Unión. Era la definición del campeonato, era la oportunidad de repetir el logro del Apertura para el conjunto de San Justo o era la gloria para los seguidores de Newell’s.
El conjunto de la V negra hizo historia dando la vuelta olímpica. Con un comportamiento especial. Es cierto, el partido estuvo detenido algunos minutos en el segundo tiempo. El alambrado cedió y Manuel Sánchez pidió garantías a la policía. Pero una vez que el pitazo final del árbitro desató el festejo no hubo invasión. Fueron los jugadores los que festejaron con la vuelta olímpica, como corresponde. La gran mayoría siguió aplaudiendo y coreando el dale Newell’s Old Boys o el dale campeón.
Enfrente, alguien tiró una piedra que cayó cerca de Borda, cuando el partido estaba en juego. El árbitro la alzó y advirtió: “No sé de dónde vino, pero creo que de la tribuna de ustedes”, le advirtió a un dirigente de Colón.
Luego hizo gestos a la hinchada muy evidentes, dando a entender que una más y suspendía el partido. Desde entonces, el comportamiento fue correcto por parte de la parcialidad de San Justo, que terminó con la cabeza gacha y el alma herida, pero aplaudió al campeón y emprendió su retirada, asumiendo la derrota como corresponde.
El conjunto de la V negra hizo historia dando la vuelta olímpica. Con un comportamiento especial. Es cierto, el partido estuvo detenido algunos minutos en el segundo tiempo. El alambrado cedió y Manuel Sánchez pidió garantías a la policía. Pero una vez que el pitazo final del árbitro desató el festejo no hubo invasión. Fueron los jugadores los que festejaron con la vuelta olímpica, como corresponde. La gran mayoría siguió aplaudiendo y coreando el dale Newell’s Old Boys o el dale campeón.
Enfrente, alguien tiró una piedra que cayó cerca de Borda, cuando el partido estaba en juego. El árbitro la alzó y advirtió: “No sé de dónde vino, pero creo que de la tribuna de ustedes”, le advirtió a un dirigente de Colón.
Luego hizo gestos a la hinchada muy evidentes, dando a entender que una más y suspendía el partido. Desde entonces, el comportamiento fue correcto por parte de la parcialidad de San Justo, que terminó con la cabeza gacha y el alma herida, pero aplaudió al campeón y emprendió su retirada, asumiendo la derrota como corresponde.
Voces de campeones“Venía duro el partido y el gol de Paiva lo abrió. En el segundo tiempo, se dieron muchos espacios y a partir de ahí pudimos definirlo. Yo creo que el equipo jugó muy bien y gracias a eso sacamos la final adelante”, dijo Jairo Sanabria.
“Tuvimos un dignísimo rival, en el primer tiempo nos complicaron por arriba, hasta que le encontramos el juego. Pudimos encontrar el gol y ahí pudimos manejar el partido. En el entretiempo, hablamos de que se nos podían presentar los espacios y si lográbamos hacer eso, íbamos a encontrar el juego. Fue así con tranquilidad, con paciencia, con rotación de pelota, explotó Jairo y demostraron estos muchachos que estaban a la altura de lo que se jugaba”, admitió Hugo Servín, el técnico.
“Yo no creo en revanchas. Si la gente en algún momento me insultó, yo tuve que darme cuenta de que tenía con qué sacar las cosas adelante. En un momento del año, éramos tres entrenando. A mí me hablaron de un montón de lugares y yo no quise, porque tenía ganas de salir a adelante y gracias a Dios salió”, dijo Leandro Paiva, el goleador en el Clausura
“Tuvimos un dignísimo rival, en el primer tiempo nos complicaron por arriba, hasta que le encontramos el juego. Pudimos encontrar el gol y ahí pudimos manejar el partido. En el entretiempo, hablamos de que se nos podían presentar los espacios y si lográbamos hacer eso, íbamos a encontrar el juego. Fue así con tranquilidad, con paciencia, con rotación de pelota, explotó Jairo y demostraron estos muchachos que estaban a la altura de lo que se jugaba”, admitió Hugo Servín, el técnico.
“Yo no creo en revanchas. Si la gente en algún momento me insultó, yo tuve que darme cuenta de que tenía con qué sacar las cosas adelante. En un momento del año, éramos tres entrenando. A mí me hablaron de un montón de lugares y yo no quise, porque tenía ganas de salir a adelante y gracias a Dios salió”, dijo Leandro Paiva, el goleador en el Clausura
Diario El litoral
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Nota de Blog
Clik aquí para ver la campaña de Newell's campeón: http://spreadsheets.google.com/pub?key=tmo9re-934RHz3IbstC_hqg&output=html
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