Nombre: Miguel Ángel Haberkon.
Fecha y lugar de nacimiento: 09/08/1958, María Grande (Entre Ríos).
Esposa: Mónica Guadalupe Teló.
Hijos: Luis Ángel, Iván Ariel, Yamila Mariel, Romina Belén, María Aldana y Vanesa Guadalupe. Nietos: Ludmila y Luis Mario.
Profesión. Productor agropecuario y albañil.
Hincha de: Boca Juniors.
Técnico de preferencia: Miguel Ángel Russo.
Jugador de preferencia: Ever Banegas.
Un sueño: salir campeón con Juventud Moderna de Nuevo Torino para poder “regalarles el título a todos los que confiaron en mí, y a mi familia, claro”.
Miguel, centro, acompañado por Iván, a su derecha, y Luis, a su izquierda, sus dos hijos varones. Los tres forman parte del plantel de Juventud Moderna de Nuevo Torino que participa de la Liga Esperancina. Foto:Juan Carlos Haberkon
Julián Monzón
Nuevo Torino (Enviados Especiales)
Es un caso poco común el que involucra a Miguel Ángel. Oriundo de María Grande en la provincia de Entre Ríos, hoy por razones laborales vive en Nuevo Torino. En su club, Juventud Moderna de Nuevo Torino, charló con El Litoral, sobre sus vivencias con la redonda.
—¿Cómo empezaste con el fútbol?
—Empecé de muy chico. Pero antes no había inferiores como es hoy en día. Siempre me gustó jugar y donde podía meterme en algún picado me metía. A jugar en un club, empecé a los 17 años, en el Centro Juvenil de Colonia Bossi.
—Uno se imagina que pasaste por varios clubes en estos años...
—Sí, lo que pasa que siempre estuvimos en esa zona. Yo jugaba en la Liga de las Colonias vistiendo la camiseta de Colonia Bossi, y para San Lorenzo de Dos Rosas.
—¿Siempre en el mismo puesto?
—La verdad es que empecé de arquero, hasta que me lesioné en una mano y como era muy chico, le agarré miedo a la pelota. Después pasé a jugar de win izquierdo, lo que hoy sería un carrilero. Aunque yo soy derecho, manejo las dos piernas. También estuve de marcador central y ahora acá en el club estoy jugando de 3, decididamente.
—¿Es el puesto donde te sentís más cómodo o por decisión táctica lo hacés?
—La necesidad del equipo me lleva a eso. Porque por la falta de marcadores de punta izquierda lo hago ahí. A mí me gustaría en este momento jugar de delantero, pero bueno, la decisión es del técnico que para eso está al frente del plantel.
—¿Cuándo eras joven nunca tuviste una chance de pegar un salto en lo deportivo?
—Tuve, por intermedio de un tío, una propuesta para ir a Buenos Aires, para ir a Boca. Pero no se pudo cumplir por el trabajo. Porque siempre el trabajo estaba primero, entonces por más que en el fútbol el jugador tenga sueños por cumplir, la responsabilidad laboral estuvo primero.
—¿De qué te ganás la vida?
—Soy productor agropecuario y constructor albañil. En estos momentos estoy divido. Con uno de mis hijos estoy en la construcción y con mi señora y otro de mis hijos, en trabajos rurales.
—¿Compartiste equipos con jugadores que sí llegaron a algo más que una Liga?
—A nivel nacional no, pero sí a nivel local, sobre todo en la Liga Rafaelina. He tenido compañeros que han llegado a jugar en la primera división en torneos argentinos. Por ejemplo el “Fantasma” Hugo Riveri que jugó en Atlético de Rafaela y muchos otros de esa categoría. Porque, si bien no llegué a jugar en Primera, estuve en ese equipo, pero me lesioné y no pude debutar a finales de los ’80.
—¿Cómo es la comunión: familia, trabajo y deporte?
—La base de esto es la familia (mi mujer y mis seis hijos) que son mis pilares. Porque ellos ven que a mí me gusta el fútbol, entonces ellos me apoyan. Aparte acá hay buenos compañeros, mis dos hijos varones también juegan, un buen técnico, un gran presidente, buena comisión y de esa manera se hace todo más fácil.
—¿Cómo analizás tu presente a una edad poco habitual para jugar todavía?
—Es difícil, yo lo que sí sé, es que mientras pueda con mi físico, es tanto lo que me gusta el fútbol que voy a seguir jugando. No tengo definido hasta cuándo, pero voy a jugar.
—El técnico del equipo dice que sos un ejemplo para los jóvenes del plantel ¿Lo sentís así?
—Me tiene mucha confianza, es algo que yo suelo comentar en mi casa. Algunos compañeros suelen preguntarme para que les diga algo o para aconsejarlo antes de un partido. Entonces eso me reconforta mucho. Eso es como te decía, parte del compañerismo. Yo siento que ellos se apoyan en mí antes de un partido y eso me pone feliz.
—¿Y qué les aconsejas?
—Que tengan más compromiso. Lamentablemente se ve a diario, que no toman el compromiso, que en realidad deberían tener. Acá por ejemplo están cerca de la cancha, tienen todas las posibilidades para venir a practicar o de avisar si no pueden venir y muchas veces no lo hacen. Yo hacía 14 km de ida y 14 de vuelta a caballo cuando yo jugaba en la Liga de las Colonias. Iba 2 veces por semana a entrenar. Sería lindo que la juventud asumiera un poco de compromiso.
—¿Hay material en tu club?
—Claro que sí. El presidente junto con la CD directiva están analizando comenzar a participar con los más chicos porque saben que el futuro de una institución está en los más pequeños.
—¿Qué fue lo más lindo que te dio el fútbol?
—Los amigos. En todos los lugares donde jugué me reconocen y me siguen demostrando afecto. Algo que, por ejemplo, les llama la atención a mis hijos.
—El hecho de estar en un pueblo, ¿ayuda a este respeto que cosechás?
—Creo que eso tiene mucho que ver. Yo vine acá al club para acompañar a mis hijos, para correr un rato. Se me acercó el técnico y me invitó a compartir el grupo y me sumé. En un momento, mi hijo me propuso que él iba a hablar con el técnico para ficharme y de esa manera poder jugar en la Liga Esperancina, y así fue. Hablé también yo con él y resulta que jugué todos los partidos de reserva de este año e incluso estuve alternando con Primera varias veces. Acá es muy distinto a las grandes ciudades.
—¿No te arrepentiste nunca de no haber ido a esa prueba en Buenos Aires?
—La verdad que no. Porque lo que me decían mis padres eso era lo primero. Si bien muchos me dicen -por ejemplo mis hijos-: “Mirá si te ibas y quedabas, qué habría pasado”, pero yo eso no lo pienso. Estoy feliz con la familia que tengo y entonces nunca me detuve a pensar qué habría pasado si hubiese ido a jugar a Buenos Aires.
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Diario El Litoral
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