Que viva el fútbol

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miércoles, 18 de abril de 2012

El clásico de Futsal

En la cancha ganó Unión, pero afuera ganó la barbarie

El clásico del Futsal, se jugó en el estadio de la UTN. En un partido con un juego de muy escaso vuelo, ganó Unión 1 a 0 con gol de Gabriel Ramos. Pero afuera el bochorno. Barras de Colón, con armas de fuego, amedrentaron a hinchas de Unión. Hubo corridas, detenidos y un operativo rastrillaje montado sobre la marcha, para detener a quienes creyeron que un simple partido de Futsal era una guerra.

Julián Andrés Monzón


El partido aunque en teoría debería ser lo más importante, pasó a ser una anécdota. Es que la gravedad de los hechos sucedidos a la salida y en las inmediaciones del estadio de la UTN, empañaron lo que había parecido una fiesta, dentro el mismo.

En el partido, el juego fue entretenido en los primeros minutos. Pero a medida que avanzaba el reloj, el mismo fue decayendo. En los primeros 10 minutos, ambos buscaron la manera de ser ofensivos y buscar la ventaja, pero tanto Baccega por Colón como Chamorro por Unión, se lucieron en algunas intervenciones.

Pero el partido se cayó y la pelota iba sin destino certero y muchas veces no era para nada bien tratada. Así no extrañó que el primer capítulo, terminara con resultado en blanco
Ramos, el autor de la única conquista.

En el complemento, el juego no cambió demasiado. Ambos intentaban lastimar, pero sin arriesgarse demasiado. Hasta que a los 8 minutos, apareció Gabriel Ramos, para capturar un rebote y clavarla en el ángulo.

Luego Colón intentó buscar el empate, pero no lo consiguió. Mientras que Unión se aferró a la mínima diferencia y cuando pudo intentó aumentar de contragolpe. No sucedió ni lo primero y mucho menos lo segundo. Con lo cual se consumó la victoria de Unión por la mínima diferencia.

Cerca de 300 personas habían presenciado el partido, pero ninguno de los presentes en el estadio, nos imaginábamos lo que iba a suceder en la salida. Al decir ninguno, refiero a personas que sólo concurrieron a un evento deportivo.

Síntesis
Colón 0
Unión 1
Colón: Juan José Baccega; Pablo Acosta, Javier Mugni, Luis Mugni y Nicolás Fontanini. D.T: Guillermo Maglianesi. Ingresaron: Nahuel Argüello; Juan Carlos Angelini, Rodrigo Gallo y Juan José Mugni.
Unión: Alejandro Chamorro; José Luis Oggero, Manuel Bustingorria, Gabriel Ramos y Benito Morante. D.T: Pedro Brunet. Ingresaron: Rodrigo Gallo y Agustín Gunsett
Gol: en el segundo tiempo; Ramos (U)
Árbitros: Matías Pereyra y Marcelo Derevlany. Planillero: Maximiliano González

Sin calificativo
Hinchas, barras o vaya a saber que calificativo se merecen estos delincuentes, que se hacen llamar hinchas de Colón, de Unión o de el equipo que fuera. Armados (con armas de fuego) que no solo intervinieron en la salida de un partido de Futsal, amedrentando a la hinchada rival, sino también en la salida de estudiantes de la Universidad Tecnológica Nacional, que nada tenían que ver con el espectáculo deportivo.

Al principio parecía una simple “patoteada” invitando a una pelea sin sentido. Pero luego un desequilibrado mental sacó a relucir un arma (según se supo después una 9 mm). Lo que generó la corrida de efectivos policiales y de infantería que estaban apostados a fin de mantener el orden. La persona fue reducida y detenida, pero esto abrió el abanico de la búsqueda hacia otros individuos, que también según expresó la policía se encontraban armados.

El operativo, se convirtió en rastrillaje intensivo a tal punto, que a varias cuadras del lugar, los árbitros del partido. Matías Pereyra, Marcelo Derevlany, Maximiliano González, sumados a Maximiliano Moya y Ángel Cristoforato que habían concurrido como espectadores, junto al periodista que les escribe, fueron interceptados en calle Salvador del Carril en cercanías de la intersección con Alvear. Pereyra fue el que se llevó el susto mayor, pues un efectivo directamente empuñando su arma, ordenó la detención exigiendo documentación. “Somos los árbitros, somos los árbitros” es la defensa que Matías Pereyra, esgrimió cuando se vio envuelto en la situación, que jamás se habría imaginado, iba a tener que padecer. Una vez que la policía entendió que quienes habíamos sido interceptados nada teníamos que ver con los incidentes, pudimos seguir transitando.

Pero los móviles policiales, seguían patrullando sin cesar por la zona, en la búsqueda de aquellos, que habían logrado escapar.

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