Que viva el fútbol

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miércoles, 9 de julio de 2008

Un dolor de cabeza para Colón

El caso Bravo es un problema nacional
Colón envió en tiempo y forma el telegrama de renovación de contrato. Bravo no lo aceptó y amparándose en la Fifa, que no reconoce la legislación argentina, pediría una habilitación para jugar en otro club del exterior.
De la redacción de El Litoral
Una situación crítica y preocupante se ha planteado con Martín Bravo, que aprovechándose, a través de su nuevo representante, del "efecto Nayar" para quedar en libertad, le provocó un desplante a Colón que traería serias complicaciones para el club: la pérdida del jugador y de un patrimonio que se cotizó en los últimos tiempos luego de la posibilidad que se le abrió al jugar en San Juan.
La situación planteada no es nueva en el fútbol argentino y se transforma en un serio riesgo para las instituciones. Lo hizo Nayar, el jugador de Boca que no aceptó el telegrama de contrato que le envió el club, se consideró libre y se fue a jugar al Recreativo Huelva de España. Lo mismo pasa con Ahumada, el volante de River.
El caso Bravo es así: surgido en las inferiores de Colón había firmado en 2007 su primer contrato, que venció el 30 de junio pasado. Colón le envió en tiempo y forma el telegrama de renovación, que fue rechazado por el jugador. El club declaró improcedente tal rechazo y se vencieron los términos. La ley argentina indica una prórroga automática de contrato de tres años, en el caso de ser primer vínculo, o de dos años si es el segundo o subsiguiente. Es una prórroga automática admitida en la legislación argentina pero que no tiene correlación en Fifa. Por eso, Nayar acudió a la Fifa y recibió la habilitación provisoria para jugar en el Huelva. ¿Qué le queda a Boca?, accionar judicialmente (lo está haciendo) contra el jugador.
Bravo no estuvo en la primera práctica porque se considera jugador libre, "algo válido si estuviera en Europa, donde los futbolistas quedan con el pase en su poder cada vez que terminan los contratos que tienen firmados. Pero las leyes en la Argentina son otras: el Estatuto del Futbolista acepta las prórrogas unilaterales a favor de los clubes, algo que contrasta con la mirada que tiene la Fifa al respecto, ya que no las considera válidas porque le da el poder de continuar el vínculo únicamente a los clubes y no a los jugadores", explica hoy el diario deportivo Olé con relación al caso de Oscar Ahumada, volante central de River, quien se encuentra en la misma situación que el delantero de Colón.
Si Bravo se mantiene firme en su intención de considerarse futbolista libre y negociar él con su representante, Julio Tymczycym, su pase con cualquier institución extranjera (no puede negociar su ficha con un club local), esta situación puede terminar en la Fifa. A todo esto, el presidente de Colón, Germán Lerche, se instaló hoy en Buenos Aires y continuará mañana, posiblemente con la alternativa de generar una reunión con importantes dirigentes del fútbol argentino que ya le manifestaron la misma preocupación por lo que ocurre con algunos de sus jugadores y el efecto cascada que podría tener en el resto de los futbolistas argentinos.

La prórroga
Un informe del diario Olé refleja esta situación en cuanto a los contratos prorrogativos de los futbolistas a las complicaciones que traen a veces. "¿Qué significa un contrato con prórroga?, es aquel que habilita a un club a extender unilateralmente el vínculo por uno o dos años. Si no, puede liberar al jugador. Eso es moneda corriente en la Argentina, figura en el Convenio Colectivo de Trabajo 430/75 y hasta prevé una prórroga con el aumento de un 20 % en los dos años subsiguientes".
"Según le contaron ayer a Olé desde la AFA, todavía hoy se sigue firmando la mayoría de los contratos de esta forma, más allá de que la Fifa generalmente no los reconoce en caso de litigio", dice la nota. La Fifa no atiende ni respeta la legislación diferente que hay, en este caso en la Argentina, a la de varios países del mundo, sobre todo los europeos. Y habilita provisoriamente en todos los casos al jugador.
Si el jugador arreglara con otro club, enseguida pidiría el transfer a Colón, con la lógica y consecuente negativa. Ahí entraría a tallar la Cámara de Resolución de Disputa de la Fifa, que suele regirse por la legislación internacional y no la de nuestro país: si un contrato vence, el jugador queda directamente libre, desconociendo las prórrogas del fútbol argentino.
"En el 85 por ciento de los casos, se falla en favor de los jugadores", publica hoy Olé. Para definir, se convoca en Zurich a dos directivos por lado, con la presencia del titular y de abogados para consultar antecedentes. Y deciden, generalmente, la habilitación provisoria para que pueda jugar en el nuevo equipo sin problemas.

Desconsideración
Sin dudas que Bravo ha sido influenciado por su nuevo representante, que aprovechándose de este artilugio (ya preocupante para el fútbol argentino), pretende llevárselo al exterior. El daño para Colón es irreparable, sin lugar a dudas, porque seguramente el club le hará juicio, pero el jugador se encontrará en condiciones (por la Fifa) de jugar en el exterior. Sin medir consecuencias futuras Äeconómicas y deportivasÄ, Bravo se iría al exterior y Colón, en principio, no recibiría un solo peso. Esto mismo le pasa a Boca con Nayar, a Los Andes con Tridente y a Ahumada con River. ¿Y si el efecto cascada continúa?

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