Que viva el fútbol

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lunes, 16 de junio de 2008

Unión bajo la lupa



BAJO LA LUPA

(Enrique Cruz)

ASEFF (5).- Poco que hacer en los goles, aunque le faltó reacción en un cabezazo de Sosa que pegó en el palo. No tuvo en el final del torneo la misma solidez del principio. Estaba mejor antes, inclusive dando una imagen de imbatibilidad que hoy no es la misma.
FONTANA (6).- De lo mejor que tuvo el equipo, junto con el primer tiempo de Zapata y los goles de Zárate. Mejoró, hizo una gran jugada en el segundo gol (el de Jorge Torres) y demostró que puede ser clave, ya que se constituye en la salida obligada que tiene el equipo desde el fondo para no rifar la pelota.
MOSSET (4).- Se cayó en esta parte final. Venía bien, jugando con mucha tranquilidad y dando la sensación de que le sobraba. Pero, tanto ante Ben Hur como ayer frente a Quilmes, cometió errores y no tuvo seguridad.
VERA (4).- Igual que su compañero de zaga. Apurado en algunas oportunidades, terminó rechazando a cualquier parte. Lo complicó también la floja actuación de Marcos Torres. Entregó todo desde lo físico, como siempre, pero sin tanta eficacia defensiva.
MARCOS TORRES (2).- Una tarde para el olvido. Lo desbordaron mucho en el primer tiempo (dejó que Sequeira, por ejemplo, sacase sin estorbos el centro en el primer gol de Quilmes), luego cometió el penal y se equivocó feo entregando la pelota para atrás y habilitando a Ceballos en el cuarto.
ZAPATA (5).- Buen primer tiempo y algo perdido en el segundo. Le costó meterse en el partido y entró en la confusión generalizada del equipo en la parte complementaria. Igualmente, es otro de los sostenes en los que se afirma el rendimiento colectivo de Unión.
ACOSTA (4).- Le faltó imponer mayor presencia, sobre todo ante un jugador que lo desequilibró por experiencia, como Giampietri. Escaso aporte y uno de los aspectos flojos del equipo, que adoleció de contención en varios pasajes del partido.
JORGE TORRES (5).- El gol lo salvó de una calificación más baja. Problemas en la marca y sin el peso futbolístico de otros partidos. Sequeira lo complicó bastante durante todo el partido.
MARCOS FLORES (5).- Una pelota exquisita a Weiner en la maniobra del primer gol y algunos pincelazos. Estuvo metido en el partido pero la suya fue una actuación con altibajos, de mayor a menor.
WEINER (5).- Otro que empezó bastante bien pero luego fue perdiendo preponderancia e importancia en el rendimiento individual y colectivo. Muy solidario en el primer gol, podría haber sido gol de él y se la dio a Zárate para que asegure.
ZÁRATE (6).- Otro de los jugadores para rescatar de Unión. Marcó dos goles (en uno la empujó y en el otro ejecutó con potencia un penal), pero además las corrió a todas y fue un motivo de preocupación defensiva para Quilmes.
MÁRQUEZ.- Entró bien y casi mete el cuarto tatengue con una "chilena" que se fue muy cerca del palo derecho de un derrotado Pontiroli.

Un retorno complicado

Se mezclaron todos en el vestuario. Los jugadores, el cuerpo técnico, los dirigentes y hasta algunos allegados. Y hubo gritos, cánticos contra Colón y la sensación de que la euforia estaba contenida y había que dar rienda suelta al entusiasmo y la alegría.
El 4 a 3 en contra no dejaba de dar vueltas sobre la cabeza de varios. Lo dijo Gugnali: "Me siento raro porque estamos festejando una derrota", pero es lo que había y no se podía dejar pasar la ocasión de hacer algo que en Unión no abunda por estos tiempos: festejar.
Algunos dirigentes empezaban a organizar la espera por la llegada del plantel, sin recabar, quizás, en un detalle fundamental: mientras Unión festejaba, el país se estaba "incendiando".
Mientras Gugnali decía, por ejemplo, que "lo mejor que tiene este plantel es que está muy unido, es transparente y se nota que hay mucho sentimiento", los choferes del micro adelantaban a los dirigentes la orden que les llegaba por parte de los superiores: llevar a los jugadores al hotel, pero no viajar de regreso a Santa Fe.
Allí comenzó el peregrinar de los dirigentes en búsqueda de remises, buses, camionetas o cualquier coche apto para viajar, algo que pudo, recién, acomodarse cuando ya habían pasado más de cuatro horas del final del partido, despejando cualquier posibilidad de cálculo más o menos exacto de la llegada de los jugadores a Santa Fe.
Pero, más allá de esos problemas, había una alegría exultante que se prolongaba en cada rincón del vestuario. Por ejemplo, el "Turquito" Aseff, que alguna vez, en medio de la desazón por haber perdido aquel partido ante Atlético de Rafaela en la Perla del Oeste, se animó a decir que "vamos a clasificar y a jugar el ascenso con el equipo al cual todos queremos enfrentar", ahora fue más cauto y prefirió reflejar el sentimiento del hincha: "Clasificamos como es la historia de Unión, con sufrimiento. Pero esto es Unión y sólo nos queda el último salto para entrar en la historia".
Bastaba con ver a un Serrizuela, de tantas batallas y logros, saltar y llorar como un chico en el vestuario. O a Marquitos Flores, reflexionar en medio de tanto delirio: "Esto me llega al corazón, te lo juro. Pensar que en enero estuve a punto de irme y que tenía varias ofertas, inclusive mejores que la de Unión, pero mi intención es pasar a la historia del club. Por eso estoy acá y nos falta un solo paso. Sé que, poniendo corazón y fe, vamos a ascender. Hace un año dije que venía a Unión por la gloria. Y acá estoy, muy cerca de alcanzarla. Quiero compartir esto con los muchachos, con Zapata, por ejemplo, al que conozco desde hace mucho y vi sufrir tanto por Unión, y con todos mis compañeros. Sé que fue una historia de baches y tropiezos, pero puede tener un final feliz y vamos a dejar todo por lograrlo".
Weiner se acordó de "los muchos que no creyeron en nosotros" y Mosset, que se retiró de la cancha calmando el llanto desconsolado de Marcos Torres, que se creyó responsable de la derrota, también quiso decir lo suyo: "Fuimos el mejor equipo en este final y hoy perdimos sin merecerlo porque tuvimos mala fortuna. Creo que hicimos un buen partido, aunque reconozco que jugamos con mucha ansiedad y nerviosismo, sobre todo, en el segundo tiempo".
El "Negrito" Pereyra fue uno de los que no estaba para jugar y, sin embargo, quiso estar en Quilmes. Por eso viajó con Serrizuela, con Casanova y con otros compañeros que no integraron el plantel de 18 elegido por Gugnali. Y dijo lo suyo: "Estamos en el quilombo y sufriendo, como es costumbre en este club. Es el momento que todos soñamos y no vamos a dejarlo pasar por alto".
El "Negrito" Acosta, que sintió el peso de la responsabilidad de entrar en lugar de un Serrizuela que viene en alza, dijo que "no merecimos perder el partido", mientras que una de las voces experimentadas, la de Zapata, señaló que "me da mucha felicidad jugar en Unión y tener la posibilidad de una final por el ascenso. Dos jugadas desafortunadas, en el segundo tiempo, nos hicieron perder el partido; pero a mí me gustó lo que hicimos en el primero".
La "Chancha" Zárate, goleador con Milla del campeonato (convirtió 19 tantos), les contaba a todos que "éste es el mejor día de mi vida" y decía a viva voz: "Vine a este club a ascender y me da lo mismo hacerlo contra Racing, Olimpo, Colón o los jujeños... En serio, lo mejor es lo que logramos y ahora falta el último salto, que estoy seguro de que lo vamos a dar".
Hasta Ignacio Canuto, un "abonado" a todos los partidos que Unión jugó en Buenos Aires este año, se puede sentir responsable, ya que formó parte del equipo (parte importante, puede decirse) en la primera parte de la temporada. "Lo que se sufre desde afuera no tiene nombre. Uno, adentro, juega y resuelve, pero afuera se sufre demasiado. Lo viví como hincha y alambré toda la tarde", dijo el actual jugador de Argentinos Juniors, presente en un vestuario exultante, desbordado de alegría por la clasificación
Fuente. Diario EL Litoral

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